Translate

Vistas de página en total

martes, 24 de enero de 2012

¿DÓNDE ESTÁ QUIROGA?

CAPÍTULO 4

BLOQUE 1

El “dulce” despertar volvió a la triste realidad al comisario. ¡Sí, comisario! Nunca había dejarlo de serlo aún retirado. La vocación lo iba a acompañar hasta el día de su último suspiro. Al abrir los ojos se encontró con la cara sonriente de “Dedos”, que agachado frente a él, lo miraba sonriente, como gozando a un hombre en estado de indefensión. Lo observaba moviendo su cabeza para un lado y para el otro viendo como el agua recorría el rostro de Quiroga. Detrás, en la misma mesa de madera, Díaz dice: “Tenés que estar despierto ortivón”. Disfrutar cada momento de los que vendrán. Dormir es perder el tiempo cuando uno tiene cosas importantes que hacer. Estuve analizando varias cositas para vos.” Comienza a relatarle una a una produciendo en el comisario estremecimiento en todo su ser.

Puedo secuestrar a tu hija y hacer que Dedos la viole delante tuyo, le dice. Las “estrategias” se suceden: Traer a tu esposa y matarlos juntos, o secuestrar a sus nietos, siempre con vos consciente de lo que está pasando. Terminar de reventar a Pezoa tampoco estaría mal y, ¿Por qué no?, hacer todo esto junto. Mientras El Negro desplegaba todo su arsenal de posibles atrocidades, la entrada de Metralla, su saludo despreocupado: “Hola chicos”, desvió la atención. El Negro le espetó: “¿Donde carajo estabas?” La excusa de la visita a su novia y la mirada que cruza con Quiroga, abren una luz de esperanza en ese hombre atrapado.

BLOQUE 2

Pezoa guardó el secreto de la comunicación con Metralla. Se salía de la vaina por decirle a la familia que Quiroga estaba vivo. ¿Pero si era una mentira? ¿Si Metralla fallaba o hubiera hecho esto por algún motivo sin saber que había pasado luego del secuestro? Después de todo lo único que hizo fue decir que lo tenía el Negro, que estaba vivo y preguntar cómo iba a zafar él. No dio lugar de escondite ni…casi nada más. El detective solo esperaba una nueva comunicación y empezó a rastrear al negro. Llamadas, datos que se cruzaban, todo lo relacionado con la banda del Negro estaba en la mira. Una casa en las afueras del pueblito llamado Ranchos, la cual había sido allanada en su momento para detener a gente de la banda, llamó la atención de Pezoa, que con un chasquido de sus dedos le indicó Ramírez que preste atención a ese lugar. El chasquido era muy habitual en él cuando creía haber “Dado en la tecla”.

BLOQUE 3

No tuvo necesidad Pezoa de investigar sus sospechas. La nueva llamada de Metralla trae consigo la confirmación del lugar y antes, todas las “retribuciones” que esperaba por su información. Sabía que podía confiar en Pezoa, y éste, ahora sí, estaba confiando en Metralla. El momento de liberar a Quiroga sería esa misma noche. Solo estaría Metralla. Lo demás caería solo. La puerta se abre, en silencio Metralla retira arrastrando el oxidado tacho, no levanta la vista ante un Quiroga expectante. Antes de irse, segundos apenas, le dice: Esta noche te vas, tu amiguito te viene a buscar. Quiroga se sienta y apoya su nuca por centésima vez en la pared…un suspiro de alivio suelta la angustia contenida. Se escucha la cerradura de la puerta cerrarse, quizás, por última vez.

FIN DEL CAPÍTULO

No hay comentarios: