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miércoles, 25 de enero de 2012

¿DÓNDE ESTÁ QUIROGA?

CAPÍTULO 11

BLOQUE 1

Quiroga se tiró al piso un segundo antes. Cayó pesadamente originando un sonido igual que si hubiera sido herido. La visión del espejo y sus rápidos reflejos desconcertaron por un segundo al Negro, que iba a gatillar nuevamente, pero antes el Comisario repelió con dos disparos directos al tórax de Díaz que cayó hacia atrás y fuera del baño inmerso en un charco de sangre. Su cuerpo quedó trabando la puerta, con sus piernas dentro. Gente que corre alborotada, gritos de mujeres asustadas, llamados con celulares a la policía, los hermanos Ordoñez que espían a través del espacio que quedó abierto y le preguntan a Quiroga ¿Cómo está? ¿Qué pasó? Él sólo responde, mientras se incorpora dolorido por un fuerte golpe en el hombro al arrojarse al piso, con un gesto levantando su mano en señal de estar bien. Se acerca al Negro y comprueba que está muerto. Siente una mezcla de alivio y pena. Nunca le gustó matar a nadie. Alrededor  de la escena, gente que iba y venía todavía sorprendida. Como fondo una sirena policial. Quiroga parado frente al cadáver, no salía del baño. Estaba en shock, procesando lo que había pasado.

BLOQUE 2

La noticia hizo explotar las redacciones de  los diarios y revistas dedicadas a policiales. Un viejo y sabio periodista en su editorial dijo:” Como en los viejos tiempos del lejano oeste, el comisario abatió al Negro Díaz, en un duelo personal…casi mano a mano, aunque el Negro, al igual que cuando lo secuestró, lo tomó por sorpresa desde atrás. Señores, se podría decir que en este duelo: Ganó el bueno. Final de la película como debe ser, la música la elije usted” Quiroga vuelve  a su casa, antes Pezoa lo encuentra al salir de hacer la declaración se miran y en silencio se abrazan como descargando allí toda la angustia contenida. Al llegar a su hogar, otro abrazo con Bárbara que corrió desde la clínica que dirige a  recibirlo. No emitía muchas palabras, estaba triste a pesar de todo, los que los conocían sabían que no era momento de comentarios, solo de abrazos por estar vivo, por haber concluido esta pesadilla enmarcada en el odio y la venganza. Al llegar su hija a  verlo, y decirle: ¡Papá! Le hizo caer unas lágrimas igual que cuando siendo niña se lo dijo por primera vez.

BLOQUE 3

Con ropa humilde. Con el color del campo en la piel. Tímida. Acompañada por una amiga que debía tener su misma edad, pero que parecía menor. Yoly fue a pedir el cuerpo del Negro. Esa mujer dolida había perdido el hombre con el cual, a pesar de todo, hubiera pasado el resto de su vida. Una parte grande de ella se fue con él. Mientras hacía los trámites e iba  de una oficina a la otra arrastraba los pies por los pasillos como si algo le pesara. Su amiga la acompañaba en silencio, solo la tomaba del brazo…Ese día en Buenos Aires, el frío y la humedad le calaban los huesos. Tenía una tarea que se había propuesto: Quería hablar con Quiroga. Solo quería conocerlo nada más, decía. La contactan con Pezoa y éste lo consulta con el comisario: “Si, decime donde se hospeda. Yo voy a ir a verla. Lo debe haber querido mucho para hacer esto y merece respeto”. Sin dudarlo, partió esa tarde al hotel donde ella se hospedaba. Cuando bajó a recibirlo en el hall de ese hotel económico de la calle Junín, la vio y supo que había hecho lo correcto.

FIN DEL CAPÍTULO

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta vez el bueno ganó, por suerte, la escena del tiroteo, me puso tenso por el momento, lo viví en carne propia, Gustavo Capital

El buscador de Parque Chas dijo...

GUSTAVO: Sí, realmente es una escena fuerte que al escribirla me estremecía como a vos....Esa es la conexión escritor- lector, sentir lo mismo en cada escena.
Un Abrazo