Un abrazo para todos.
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Cuando laburábamos juntos en el taller
¿Te acordás como esperábamos el sábado?
¿Te acordás como esperábamos el sábado?
SEBASTIÁN:
(RECORDANDO) Sí. Como no me voy a acordar. (RÍE) No llegaba nunca el sábado.
TUCO:
¿Y cuando llegaba? ¿Te acordás cuando llegaba? La siestita, el mate y a la tardecita el bañito con agua de
colonia, la afeitada (PAUSA) la pilcha…y (ENFATIZA) ¡Zas!... al café.
SEBASTIÁN:
(LIGADO - ENTUSIASMADO) Y a la noche… la milonga.
TUCO:
Sí. Y después de la milonga, otra vez el café. Y hasta que no empezaba a
aclarar no parábamos. ¿Te acordás? Meta tango y tango y bla bla bla… Je. Cómo
hablábamos, ¿eh? No parábamos. Cuántos sueños, cuántos…
SEBASTIÁN:
(PAUSA) Bueno…pero todo aquello ya pasó. (SUSPIRO CORTO) Qué le vamos a hacer.
Ahora la vida es distinta, nosotros somos distintos.
TUCO:
(ENFÁTICO) No. Vos sos el mismo Sebastián de siempre. El tiempo habrá pasado,
pero vos sos el mismo Sebastián de siempre. De fierro. Se te puede dar el
hígado, a vos, para que lo cuidés. No. Vos no cambiaste. Y eso que vos sí que
pudiste cumplir tu sueño. Me acuerdo como si fuera hoy… con el anicito siempre
a mano… ¿Siempre tomás el anicito?
SEBASTIÁN:
No, ahora no. Un día empezó a caerme mal y desde entonces…
TUCO:
(ALGO CONFUNDIDO) Bueno…en algo uno tiene que cambiar un poco. Ahí habrás
cambiado pero en todo lo demás no. ¿Te
acordás cuando decías…así con la copita en la mano…(ENTUSIASMADO) Es como si
estuviera viéndote: (DECLAMA) “Lo que yo
quiero es algún día no depender de nadie. Aunque sea tener un bolichito…pero
vivir en libertad, no depender de nadie”. ¿Te acordás? Bueno, (ENFATIZA)
Tuviste el bolichito. Lo que querías. No dependés de nadie. Cumpliste tu sueño.
SEBASTIÁN:
Bueno, tanto como cumplir mi sueño…
TUCO:
(TRISTE) Sí, Sebastián, sí. Cumpliste tu sueño. En cambio yo…primero por una
cosa, después por otra, la cuestión es que nunca pude. (LE PALMEA LA ESPALDA)
Pero ahora sí Sebastiancito. Ahora sí.
(EUFÓRICO). Alguna vez se me tenía que dar.(PRUEBA VOZ) Do, doDododo.
SEBASTIÁN:
Pero a vos te parece que a esta altura de la vida, cuando uno ya… ¿De verás
tenes ganas de?...
TUCO:
(LIGADO) ¿Ganas? (RISITA) ¿Quién habla de ganas? Uno no debe pensar solamente
en uno mismo. Uno debe pensar también en los demás. Se debe a su público, como me dijo el Mingo,
ahí en la esquina cuando le canté: Tenía la boca así abierta, ni sé cómo pudo
hablar “Mirá Tuco, me dijo, no tenés derecho que el mundo se pierda la
oportunidad de escucharte. No podés ser tan egoísta” Eso me dijo: (ENFATIZA)
“No podés ser tan egoísta”. ¿Qué te parece?
Eso es decir algo, eh. ¿Y alguna vez vos viste que yo fuera egoísta?
SEBASTIAN:
No, claro que no, pero…
TUCO:
(INTERRUMPE) ¿Entonces? Me tengo que brindar, qué querés que le haga.
SEBASTIAN:
Y… podrías esperar al sábado. ¿Eh? ¿Qué
te parece? Te brindas los sábados a la noche.
TUCO:
Ah, sí. ¿Vos crees que los sueños hay que cumplirlos los sábados a la noche,
nada más? Eso cuando éramos jóvenes. Pero ahora… ¿Y los otros días que hago?
SEBASTIAN:
Y… ensayás en la fábrica. Con el ruido de la máquina…Además…dentro de poco te
vas a jubilar.
TUCO:
(DESCONFIADO) ¿Seguro que no te estuvieron hablando?
SEBASTIAN:
(INOCENCIA EXAGERADA) ¿Quiénes?
TUCO:
(AGRESIVO) ¡Esos!
SEBASTIAN:
(LIGADO) No, no, ya te dije: para nada.
TUCO:
(DESCONFIADO) Porque eso es lo que ellos quieren. (DECLAMA) ”Volvé a la fábrica
que te falta poco para jubilarte”. Me tienen podrido con eso. Seguro que no te
estuvieron hablando ¿no?
SEBASTIAN:
Seguro, seguro.
TUCO:
(TRANQUILO) Mirá si voy a reaparecer como “El jubilado cantor” ¡Están locos, no
te dije! Carlos Bolívar. ¿Te gusta?
SEBASTIAN:
¿Qué?
TUCO:
Mi nuevo nombre artístico. Carlos Bolívar.
SEBASTIAN:
Si, sí. No es feo. Aquella vez que cantaste en el club…usaste otro nombre, ¿no?
TUCO:
(MOLESTO) Ah. Te acordás.
SEBASTIAN:
Claro. Cómo no me voy a acordar si vos…
TUCO:
(INTERRUMPE MOLESTO) Bueno, olvídate. (PAUSA) Ahora todo va ser distinto. Hasta
el nombre. Me puse Carlos por el morocho. Y Bolívar por San Martín.
SEBASTIAN:
¿ Cómo por San Martín?
TUCO:
Sí. Quiero decir que primero pensé en ponerme San Martín. Carlos San Martín. No
me digas que no era fenómeno. Pero después pensé que podía armarse algún lío y
me puse Bolívar, que es extranjero. Ahí nadie puede decir nada. Además queda en
el oído, Carlos Bolívar, Carlos Bolívar… lo pensé mucho, no te creas.
SEBASTIÁN:
Sí, sí. Ya lo veo.
TUCO:
Je. “ El jubilado cantor”. Mirá un poco. (DOS PASOS) (SIGILOSO) ¿Sabés de qué
tengo miedo.
SEBASTIAN:
¿De qué?
TUCO:
De que no lo dejen entrar.
SEBASTIÁN:
¿A quién?
TUCO:
Al acompañamiento.
SEBASTIÁN:
Ah.
TUCO: El Mingo me dijo que los iba a
mandar enseguida. Qué apenas se desocuparan…pero ya pasaron varios días. ¿No
crees que ésos lo pudieron haber parado allí?
SEBASTIÁN: (SONRÍE) A mí no me
pararon.
TUCO: (TRANQUILO) Es cierto. Porque
aquella vez en el club, lo que falló fue el acompañamiento. ¿Te acordás que
cada uno andaba por su lado? Además los hijos de puta agarraron un tono muy
alto y por ahí me cuesta. Yo más bien soy barítono. ¿No ves? (CANTA) “ Viejo
smoking de los tiempos en que yo…” Más bien soy barítono. ¡Hijos de puta! Por
eso tuve que parar. Preferí mandarme a mudar antes que seguir así, con cada uno
por su lado. ¡Hijos de puta! Ni al estribillo pude llegar. Pero ahora es
distinto. ¿Vos sabés las horas que llevo ensayando? No me para nadie esta vez.
El Mingo me lo dijo “Se trata de que ensayes bien, con un buen acompañamiento”.
Es un gran tipo el Mingo. Yo no lo conocía, la verdad que no lo conocía. ¿Sabés
lo que me quería mandar como acompañamiento? Una orquesta. Pero yo le dije que
no. Lo tuve que convencer. Era demasiado. Y aquí… dónde la iba a meter. Además
me gustan las guitarras, qué querés que te diga. Siempre que no sean como
aquellas del club. Guitarras como las de Gardel. Pero como el Gardel de antes.
No el de las películas. El de antes. El morocho. (ENFATIZA) El verdadero
morocho. ¿Te acordás? En aquella época,
cuando canté en el club… decían que yo me parecía al morocho. ¿Te acordás?
(SONRÍE) Todo el mundo me lo decía. Lástima lo que pasó después. ¡Hijos de
puta! (ENOJADO) “Agarramos en fa”, me decían después los boludos. (SUBE LA
VOZ) Ma qué fa ni qué fa. Yo más bien
soy barítono. Y ellos, lo que tenían que hacer, era acompañarme, ¿no? Y bueno.
(ENFATIZA) ¡Fa! ¡Je! Si ese día hubiera tenido un buen acompañamiento ahora no
iba a estar en la máquina todo el día, con ese ruido…
TUCO: (PÍCARO) Pero de aquél tiempo,
algo voy a usar. Todo va ser distinto, pero hay algo que…
RELATOR: Saca de una valija un viejo
smoking descolorido y lo muestra orgulloso como si fuera una bandera.
TUCO: ¿Qué te parece?
SEBASTIÁN: ¿Qué es?
TUCO: Cómo “qué es”. Mirá, Mirá.
¿No lo reconocés?
OPERADOR: ACORDE MUSICAL
RELATOR: Se pone el smoking que le
queda estrecho, se estira el peinado , sonríe imitando a Gardel y se señala el cuello
recordando el detalle.
TUCO: ¿Y? ¿Te acordás? Falta el
moñito.
SEBASTÍAN: Claro, claro. Es un
smoking, ¿no?
TUCO: Claro. El del club. Lo guardé.
Yo sabía que algún día lo iba a usar. Decime: ¿ Vos no tenés un moñito?
SEBASTIÁN: No. Moñito no. (ENTUSIASMADO)
Pero podríamos salir a comprar. Yo te acompaño. Salimos los dos y entonces…
RELATOR: Tuco miró de reojo el
cuchillo, dudando si lo necesitaba para salir.
SEBASTIÁN: No, no va a hacer falta el
cuchillo. Saliendo conmigo nadie te va a…
TUCO: (PAUSA) ¿Y en el boliche no
tenés? Moñitos. ¿No vendés?
SEBASTIÁN: Ah, no. Por ahora no. A lo
mejor más adelante.
TUCO: (INTERESADO) Qué. ¿ Pensás
ampliar?
SEBASTIÁN: Claro. Quién no piensa en
ampliar. ¿Vamos entonces?
TUCO: (PENSATIVO) Así que pensás
ampliar (RISITA) De veras que te va bien, entonces. ¿Viste? Vos cumpliste tu
sueño.
SEBASTIÁN: (MOLESTO) Bueno… ya te dije
que no es para tanto. Con el boliche voy tirando, eso sí. Pero tanto como
cumplir el sueño… Ya ves: moñitos todavía no tengo.
TUCO: No. Pero vas a tener. (RISITA).
Me doy cuenta. Me doy cuenta. Ya veo cómo sos. Nunca se acaba de conocer a la
gente, ¿viste? Primero el Mingo…ahora vos. Vos sos como las personas que hacen
algo importante en la vida: jamás te van a decir “yo hice esto o lo otro”. No.
Lo hicieron y ya está. Nada de andar publicándolo por ahí. (CAMBIA) Pero hay
que tener cuidado, eh. Un poco de modestia está bien. Pero nada de exagerar.
Mirá lo que me pasó a mí. Me pasé de modesto. Y aquí me tenés. Si hubiera sido
un poquito más orgulloso, un poco más, no sé cómo decirte…si me hubiera dado el
lugar ¡eso! : si me hubiera dado el lugar que me correspondía…(SE SIENTA)
(TRISTE) mi vida habría sido otra.
OPERADOR: ACORDE
RELATOR: Sebastián se conmueve y se
acerca a él. La tristeza inunda el ambiente.
SEBASTIÁN: Bueno, Tuco. Al fin de de
cuentas vos no la pasaste tan mal. Está bien que no pudiste dedicarte al canto.
Dios lo quiso así, qué vas hacer. Pero siempre tuviste laburo… (REFLEXIVO)
formaste una buena familia.
TUCO: Todos locos.
SEBASTIÁN: (REACCIONA) Sí, claro, sí.
Pero… bueno… algún día se curarán.
TUCO: ¿A vos te parece?
SEBASTÍAN: Claro. Con los locos pasa
eso. Que en el momento menos pensado…zas…se les pasa. Por ejemplo, ahora. A lo
mejor ahora mismo, si vos salieses y les hablases…tranquilo, sin el cuchillo…a
lo mejor…quién te dice…
TUCO: (SERIO) ¿Se te metió en la
cabeza hacerme salir, a vos?
SEBASTÍAN: ¿Por qué me decís eso?
TUCO: Primero a buscar el moñito…ahora
que salga a curar a los locos esos…Qué se curen solos. Me tienen podrido.
SEBASTÍAN: Bueno… Vos dijiste hace un
ratito que había que brindarse a los demás, ¿no?.
TUCO: Sí. Pero con el arte.
SEBASTÍAN: Además, no es que yo quiero
que vos salgas. Lo que quiero es que no te quedes encerrado aquí adentro. (SIN
CONVICCIÓN) Que sientas un poco el aire de afuera, en fin, que…
TUCO: (CON TERNURA) Siempre el mismo
Sebastían.
SEBASTÍAN: ¿ Cómo?
TUCO: Igual que cuando hablabas en el
taller. Y mirá que pasaron años, eh. El aire… la libertad…seguís hablando
igual. Contáme, contáme.
SEBASTÍAN: (MOLESTO) Que te cuente
qué.
TUCO: Cómo es eso. El aire, la
libertad. Ahora vos tenés todo eso. Contame cómo es. Dentro de poco yo también
lo voy a tener.
SEBASTIÁN:
(MÁS MOLESTO – SIN CONVICCIÓN) Ah. Bueno, mirá… Se trata de poder respirar por
tu cuenta, ¿sabés? Porque tenés ganas, sin nadie al lado que te obligue, que te
diga: “ahora meté aire adentro, ahora sacalo”. ¿Entendés? (RABIOSO) Nadie que
te diga: “¡Metelo, sacalo, metelo, sacalo!”
TUCO:
(RÍE) Está bien eso. Claro que te entiendo. Eso es lo que me están diciendo
ellos siempre: “Metelo, sacalo”. Je. Está bien eso.
SEBASTIÁN:
Bueno… Yo no me refería a la familia, sino a todo… Al mundo en general. La
familia a veces te puede ayudar.
TUCO:
Decís eso porque no tenés familia. Mirame a mí.
SEBASTIÁN:
Sin embargo… a veces… quién sabe… si vos pusieras algo de tu parte.
TUCO:
(VIOLENTO) ¡No rompas más las pelotas con eso!
OPERADOR:
ACORDES INQUIETANTES
TUCO:
(VIOLENTO) ¡Cada uno tiene su idea, y… (PASOS DE 1° A 2°) cada uno tiene su
idea!
RELATOR:
Sebastián se aterroriza cuando Tuco se detiene frente al cuchillo y lo mira con
sus ojos fuera de órbita.
TUCO:
(GIRA) (CALMO) De todos modos… podemos seguir siendo buenos amigos. No tenemos
por qué estar de acuerdo en todo para seguir siéndolo, ¿no? Vos pensás que a
los locos se los puede curar. Yo no. Bueno. En eso no pensamos igual. Pero no
tenemos por qué discutir.
SEBASTIÁN:
Claro, claro. No discutamos y ya está.
TUCO:
(SONRIENTE Y CORDIAL) Eso. (PASOS DE 2° A 1°) Bueno, dale, contáme. En lo de la
libertad en general estamos de acuerdo, así que contáme.
SEBASTIÁN:
¿Qué querés que te cuente?
TUCO:
Cómo respirás. Je. Me imagino tu vida en el boliche. Debés hacer lo que querés.
(SINCERO) Al que te hincha mucho las pelotas… lo rajás, ¿no?
SEBASTIÁN:
(MOLESTO – DUDA) Bueno… usualmente la gente no hincha tanto. Si uno la sabe
tratar… Además vienen y se van, así que…
TUCO:
(INTERRUMPE) ¿Y qué hacés cuando no hay nadie? Contáme, contáme.
SEBASTIAN:
(LE CUESTA) Y… hago cuentas… reviso la mercadería… (AL FIN DESCUBRE) Escucho
radio. Casi siempre la tengo encendida. Me hago unas panzadas de radio
bárbaras.
TUCO:
Escuchás tangos.
SEBASTIÁN:
Sí. También.
TUCO:
(LO PALMEA) Mirá cuando me escuches a mí. Pero, contá, contá. ¿Qué más hacés?
SEBASTIÁN:
(MOLESTO) Y… mucho tiempo para otras cosas no tengo.
TUCO:
Pero vos decías que mirabas la calle… la vereda de enfrente.
SEBASTIÁN:
Ah, sí, claro, sí.
TUCO:
Bueno, ¿y qué ves?
SEBASTIÁN:
Y… la gente. (SERIO – MÁS MOLESTO) Los autos, los… (RISITA FALSA) En fin… la
vida que pasa.
TUCO:
(PENSATIVO) Cómo pasa, ¿eh?
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